miércoles, 15 de junio de 2022

Filosofía del terror o paradojas del corazón

Cuántas veces nos habremos preguntado qué es lo que mueve a una persona a ir al cine a ver una película de terror o a aislarse en cualquier rincón a leer una novela de miedo ¿Qué sentido tiene? Si lo pensamos detenidamente, no deja de ser extraño que exista un género literario y cinematográfico que encauce sus esfuerzos en provocar pavor, repulsión, temor y escalofríos varios que en la vida real todos procuraríamos evitar. De esta «paradoja» es de la que nos habla Noël Carroll en su libro The Philosophy of Horror or Paradoxes of the Heart editado en 1990 y que ahora podemos disfrutar en español bajo el título Filosofía del terror o paradojas del corazón.
Carroll se dispone a explicar esta extraña conducta del ser humano, que soporta en el arte lo que nunca toleraría en la realidad. Para ello, desarrolla su discurso en torno a la definición y naturaleza del terror y a su especial funcionamiento dentro del ámbito de la ficción. Sus hipótesis van encaminadas a contestar dos preguntas fundamentales que apoda como «paradoja de la ficción» y «paradoja del terror» y que nosotros hemos formulado de la siguiente manera: ¿cómo es posible sentirse aterrado por algo de lo que se conoce su irrealidad?, y ¿por qué el género de terror —ya bien sea literario o cinematográfico— fascina al hombre, si el sentimiento que le genera no es otro que el miedo?
Se trata éste de un estudio filosófico que hunde sus raíces en Aristóteles y en autores del siglo XVIII, tales como Edmund Burke, quien se percató de esa aparente contradicción a propósito de la categoría estética de lo sublime, basada en el placer experimentado ante fenómenos y hechos amenazadores representados en las obras de arte. La condición fundamental para que este placer tuviera lugar era la pertenencia a la dimensión estética, y no real, de aquello que lo provocaba. Ahí estribaba la clave de la aparente paradoja. Carroll, por su parte, se mueve en un terreno semejante, el de la literatura y el cine, o sea, el de la ficción.