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martes, 8 de junio de 2021

Cuando el arte pierde su aura (III)

Walter Benjamin identifica el aura en la obra artística con su singularidad. La reproducción técnica de dicha obra destruye su singularidad. Al existir infinitas reproducciones, la obra pierde su originalidad y, como consecuencia, la obra artística se vuelve un objeto que pierde su función dentro de la tradición. La consecuencia de la pérdida del aura es la politización del arte.   Esto hace que su función cambie. Cuando una obra de arte no puede producir valores culturales produce un valor político. De    esta forma para Benjamin el arte no puede reclamar su autonomía. Esta nueva posición del arte le confiere una nueva forma de ser percibido por la sociedad. La obra en ya no muestra su propia realidad, sino que su actuación está seleccionada y determinada por la sociedad de masas.   

El arte queda despojado de su aura y su singularidad. Esto hace posible que el arte se convierta en un objeto        de análisis, convirtiéndose el sujeto que observa en un experto.Benjamin dice que todos se sienten con derecho a opinar y encuentran los medios para hacerlo. Se produce una transformación de la experiencia ante la actitud crítica del público; consecuentemente surge la pérdida de experiencia. El acto creativo pertenece a la historia y tiene, el mismo, una historia. El arte reproducido es una copia del original, el cual siempre está ausente, por lo que dicha copia carece de tradición. Al  carecer la obra reproducida de autenticidad-tradición, esta obra se convierte en “cosa” que se consume, adorna o entretiene, pero no dice nada. 

¿Puede la difusión, o la copia, destruir la autenticidad de la obra de arte? haciendo referencia a las reproducciones técnicas más sofisticadas, como la fotografía, la filmación o la imagen de alta definición, estas no rompen la autenticidad de la obra, pero al sacar a la luz su proceso de producción rompen el misterio de su origen y permiten verla como un producto de trabajo humano, una "cosa". Adorno afirmará que lo "positivo", es decir, el progreso tecnológico en la producción masiva de arte, era en realidad lo "negativo". Esto distancia al sujeto del arte y lo convierte en un agente pasivo.